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Los balnearios y los centros de spa que utilizan aguas termales en sus diferentes tratamientos cada día están más de moda entre todo tipo de público, pero ¿cuál es la razón? ¿Por qué son tan beneficiosas? Sigue leyendo y te lo contamos con todo lujo de detalles.
¿Qué son las aguas termales?
Antes de comentar los beneficios lo primero que tenemos que tener claro es “de qué estamos hablando” o, lo que es lo mismo: ¿qué son las aguas termales? Lo aclaramos en un par de líneas.
Las aguas termales son aguas con una elevada concentración de minerales y que surgen naturalmente del interior de la tierra a una temperatura al menos cinco grados centígrados superior a la del exterior.
Una forma común de clasificarlas es tener en cuenta el tipo de minerales que aparecen en su composición, unos minerales que, además, tienen diferentes efectos beneficiosos en nuestra salud. Así, en la naturaleza encontramos:
- Aguas sulfuradas: con una alta concentración de azufre.
- Aguas ferruginosas: con una alta concentración de hierro.
- Aguas cloruradas: con una alta concentración de cloro.
- Etc.
Otra forma de clasificarlas y que también tiene mucho que ver con sus propiedades beneficiosas es la temperatura a la que surge el agua desde el interior de la tierra. Desde este punto de vista encontramos aguas termales:
- Hípertermales: surgen a una temperatura de entre 45 y 100 grados centígrados.
- Mesotermales: surgen a una temperatura media de entre 35 y 45 grados centígrados.
- Hipotermales: con una temperatura media de entre 20 y 35 grados centígrados.
Principales beneficios de las aguas termales
Ahora que ya tenemos claro qué son, ya podemos ver los principales beneficios que tiene para nuestra salud ir a un buen balneario y sumergirnos en una piscina de aguas termales o disfrutar de un circuito terapéutico que utilice agua termal para sus diferentes ofertas de salud y belleza.
- Beneficios para nuestro sistema digestivo y reproductivo. Desde hace miles de años el ser humano ha tomado baños en aguas termales para mejorar la digestión, reducir la hinchazón producida por los gases estomacales, aliviar el dolor menstrual o el malestar propio de la menopausia, etc.
- Beneficios para nuestro sistema inmunitario. Las aguas termales con una alta concentración de azufre y de magnesio propician la creación de endorfinas, esas moléculas de la felicidad que, como sabes, son esenciales para que nuestro organismo luche eficazmente contra las enfermedades físicas y psicológicas.
- Beneficios para la piel. ¿Sabías que la piel es el órgano mayor del cuerpo humano? Con sus cerca de 5 metros de longitud y casi 5 kilogramos de peso en un adulto, esta maravilla de la naturaleza es una de las más castigadas por el ritmo de vida que casi todos llevamos. Afortunadamente existen las aguas ricas en azufre que contribuyen a abrir los poros y a limpiar de impurezas nuestra querida piel.
- Beneficios emocionales. Sumergirse en un baño de agua termal a alta temperatura es una técnica terapéutica que relaja automáticamente mente y cuerpo: reduce el exceso de ansiedad, baja nuestra tensión arterial, relaja nuestros músculos y permite que flotemos libremente en un espacio sin tiempo en el que los problemas, simplemente, se disuelven.
En definitiva: disfrutar de las aguas termales y los tratamientos de spa no solo es un placer para nuestros sentidos similar a, por ejemplo, abrazar un árbol. También es una forma excelente de mejorar nuestra salud física y alcanzar ese equilibrio emocional que todos nos merecemos. ¿Estás de acuerdo? ¡Participa en nuestro blog escribiendo un comentario!
FAQs de Aguas termales, ¿qué son y por qué son tan beneficiosas?
Una forma común de clasificar las aguas termales es tener en cuenta el tipo de minerales que aparecen en su composición. En la naturaleza encontramos aguas sulfuradas con una alta concentración de azufre, aguas ferruginosas con una alta concentración de hierro, y aguas cloruradas con una alta concentración de cloro. Otra forma de clasificar a las aguas termales es la temperatura a la que surge el agua desde el interior de la tierra. De este modo, podemos distinguir entre hípertermales, mesotermales y hipotermales.
Los aguas termales tienen muchos beneficios para nuestro sistema inmunitario, así cómo para nuestro sistema digestivo y reproductivo. Además, las aguas ricas en azufre que contribuyen a abrir los poros y a limpiar de impurezas nuestra piel.
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