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Más de una vez te habrás llevado la mano a la espalda o cervicales por el dolor. Es muy probable que la causa sea una contractura. Esta lesión se produce cuando el músculo aumenta su tensión y, por tanto, se acortan sus fibras, lo que provoca dolor. La contractura muscular se puede dar en cualquier edad, aunque es más común en adultos. Este segmento de la población son más proclives a sufrir una contractura de espalda alguna vez. Si te ocurre, puedes poner en práctica algunos de los consejos que te ofrecemos en este artículo sobre la relación entre deporte y salud.
Causas de las contracturas
Una contractura puede aparecer por diferentes motivos, estos son algunos de ellos:
- Un sobreesfuerzo.
- El sedentarismo y mantener mucho tiempo la misma medida.
- Un traumatismo.
- Una mala postura.
- El frío.
- Una mala alimentación con déficit de minerales.
- No tomar suficiente agua, deshidratarse.
- Situaciones prolongadas de estrés o ansiedad.
Tipos de contracturas
- Contracturas que se ocasionan tras un impacto, por ejemplo un golpe. Por lo general se curan solas después de dos o tres días.
- Contracturas posturales que se desarrollan de forma lenta por una mala postura o gestos mal ejecutados. Aunque no generan demasiado dolor, si se asocian a músculos cercanos si pueden ser más dolorosas, por ejemplo los nudos que se forman en el cuello.
- Contracturas o espasmos musculares que ocurren cuando forzamos el músculo. Es una reacción del cuerpo para evitar que se rompan las fibras; son muy comunes entre los deportistas.
- Contracturas por deshidratación, especialmente en el esternocleidomastoideo.
Cómo aliviar una contractura espalada
Antes de recurrir al botiquín y automedicarte, pon en práctica estas medidas naturales. Si no sientes mejoría, consulta con un facultativo si necesitas tomar algún medicamento como los relajantes musculares.
- Ante todo, no fuerces el músculo afectado. Lo mejor es guardar reposo y no realizar ningún movimiento que comprometa la zona afectada. El reposo debes guardarlo hasta que tu espalda se haya consumido por completo. Nada de levantar peso y hacer ejercicio.
- Aplica calor en la espalda. Una almohadilla eléctrica es un buen aliado en caso de tener una contractura en la espalda. Otra opción son los baños calientes o aplicar paños calientes. En este caso, le puedes añadir unas gotas de aceite esencial de romero que tiene propiedades antiinflamatorias. Las bolsas de semillas que se calientan en el microondas también funcionan muy bien.
- Aplica algún ungüento antiinflamatorio de efecto frío-calor. Alivian mucho y puede ser un momento relajante si pides que alguien más te lo aplique, cuidando que la piel la absorba bien.
- Practícate un automasaje. Al presionar la zona contracturada puedes lograr que disminuya el dolor. Palpa la zona con los dedos y localiza la contractura. Después, presiona hasta que tengas una sensación de dolor pero soportable y sigue presionando hasta que desaparezca. Repita dos veces más.
- En la medida de lo posible, haz estiramientos. Empieza de forma suave y ve intensificando el esfuerzo cada día. Pero recuerda, al primer síntoma de dolor, para, no fuerces el músculo.
Recuerda que estas medidas son de contención. En ningún caso debes obviar la opinión médica ante una contractura espalda. Lo más recomendable es acudir al fisioterapeuta lo antes que puedas. Lo que sí puedes tomarte por cuenta propia son las medidas de prevención. Cambia el estilo de vida, actívate. Realiza ejercicio especialmente pensado para fortalecer la zona lumbar, cuida la higiene postural, protege la espalda del frío, ten una dieta equilibrada y saludable e hidrátate.
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