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¿Has sufrido alguna vez una crisis de angustia? No es algo que le ocurre a todas las personas, pero algunas sí manifiestan que alguna vez han sentido una experiencia intensa de emociones provocada por la angustia. Las causas pueden ser muchas; sin embargo, lo más interesante puede ser entender qué podemos hacer para combatir la angustia y la ansiedad y evitar llegar a experimentar crisis. En este artículo te contamos qué terapias o hábitos de vida naturales puedes poner en práctica para mejorar tu estado de ánimo y tus niveles de angustia y ansiedad.
¿Qué síntomas tiene la crisis de angustia?
Por regla general, una crisis de angustia lleva implícito un sentimiento de miedo intenso y/o incomodidad general que también suele ir acompañado de alguno de estos otros síntomas:
- Dolor o presión en el tórax.
- Mareo, desmayo o sensación de inestabilidad.
- Sudoración.
- Temblor.
- Entumecimiento de extremidades.
- Sensación de ahogo o asfixia.
- Miedo a morir, perder el control y otros sentimientos irreales con respecto al entorno.
- Náuseas, diarrea, molestias intestinales…
¿Qué produce una crisis de angustia?
En cuanto a la pregunta de qué produce una crisis de angustia, la realidad es que no parece haber motivo o causa aparente, simplemente se desencadena. Pero, lo cierto es que en la mayoría de los casos se produce por haber sufrido tensión y estrés durante mucho tiempo, aunque también existe una cierta predisposición genética a padecerlas. Además, está comprobado que se produce una descompensación en los niveles de serotonina en algunos lugares del cerebro.
¿Cómo calmar una crisis de angustia?
Ya sabemos que el estrés y el ritmo de vida acelerado que llevamos son los causantes de las crisis de angustia que sienten muchas personas. Es probable que no podamos cambiar aquello que nos genera estas sensaciones, como el trabajo, la relación con los demás o el contexto general. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es evitar que los niveles de angustia y ansiedad vayan a más.
Una buena forma para lograrlo es relajarnos. Existen múltiples técnicas —como la terapia de relajación— para lograrlo, desde la meditación hasta las técnicas de respiración y otras medicinas naturales. Sin embargo, en esta ocasión, vamos a explorar otras técnicas y terapias que todavía no hemos abordado en profundidad.
Escritura terapéutica
Empezamos con la escritura terapéutica. Desde la antigüedad, la escritura ha sido necesaria para la evolución humana. Incluso hemos desarrollado un arte basado en la escritura.
Muchos de los primeros escritos eran vivenciales, es decir, narraban el sentir y las vivencias de una persona. A veces, había episodios en los que se reflejaban enfermedades. Se cree que el objetivo no era transmitir el dolor, sino apaciguar a través de la externalización.
Así, podemos utilizar la escritura como método para prevenir crisis de angustia. Si plasmamos sobre un papel aquello que nos angustia estaremos dando un primer paso en el proceso de sentirnos mejor. Estos son algunos beneficios de la escritura terapéutica:
- Descubres y comprendes mejor tus emociones.
- Expresas emociones retenidas y que quizás eran una carga en la que no te habías fijado.
- Crece tu sensación de bienestar, alivio y mejoría.
- Desarrollas tu creatividad y te motivas a lograr metas personales.
- Te ayuda a manejar correctamente el estrés.
- Beneficia a tu sistema inmunológico.
- Mejora el autoconocimiento y autocontrol.
Para poner en práctica esta terapia. Puedes empezar por fijarte estos objetivos:
- Comprométete a escribir por lo menos durante 20 minutos en el transcurso de cuatro días consecutivos. Resulta que este tiempo es el que necesitas para relatar de forma coherente aquello que te provoca la angustia o el malestar.
- Escribe sin fijarte en la ortografía o la sintaxis. Tampoco releas todo el tiempo para asegurarte de que alguien más lo entienda. Es una actividad meramente personal, debe servirte a ti, a nadie más.
- Mientras escribes, intenta construir un relato que conecte con otros aspectos de tu vida. Enlázalo con tu vida laboral, familiar, sentimental… Es posible que te ayude a estructurar la narrativa siguiendo el esquema clásico de introducción, nudo y desenlace.
Visualización o imaginación guiada
Esta técnica consiste en dirigir los pensamientos a través de sugestiones para favorecer que la imaginación nos haga alcanzar un estado mental relajado y concentrado. Puede hacerse de varias maneras, puedes autoinducirte o utilizar grabaciones, vídeos en internet o una guía escrita. Por supuesto, puedes acudir a un profesional que te induzca a ese estado mental.
Con esta terapia obtendrás resultados muy interesantes, además de relajarte:
- Reduces la tensión arterial.
- Mejoras el estrés.
- Disminuye el dolor.
- Te ayuda a promover un estilo de vida saludable.
- Bien dirigida, puede ayudarte a lograr objetivos concretos, como dejar de fumar, bajar de peso…
Para poner en marcha esta técnica es imprescindible comprender que el objetivo es recrear escenarios, ideas, imágenes, sensaciones y podemos poner en juego todos los sentidos —gusto, olfato, vista, oído y tacto—. Está demostrado que es una terapia muy útil en el manejo del estrés y la angustia. Eso sí, debes aprenderla bien o dejarte guiar por materiales de calidad.
¿Qué te han parecido estas técnicas para calmar las crisis de angustia? Si te ha ocurrido en más de una ocasión, sabrás que es una sensación muy desagradable por lo que tener herramientas que te permitan controlarlo te serán de gran ayuda. Por eso, te animamos a ponerlas en práctica para mejorar tu estado de ansiedad y angustia. También puedes hacer algunos ejercicios antes de dormir que te ayudarán a relajarte y descansar mejor, lo que repercutirá en tu bienestar y salud mental. Y, por supuesto, no dejes de compartir las técnicas que a ti te funcionan o de las que te gustaría saber más.
Publicado originalmente el 24 de agosto de 2020, actualizado el 1 de marzo de 2023
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