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¿Sabías que tu ser lo conforman las tres dimensiones que dan título a este artículo? ¿Eres consciente que tu felicidad se supedita al cuidado de las tres por igual? Cuerpo, mente y espíritu, los tres elementos a la vez te representan. De nada sirve centrar el esfuerzo en nuestro cuerpo, por ejemplo, si nuestro espíritu está inquieto, o nuestra mente está agotada.
Lograr el equilibrio entre ellos es la clave para alcanzar una vida plena. Puedes descargar nuestra guía gratuita “Pautas para gozar de un bienestar pleno” para aprender a sentirte bien en todos los ámbitos. A continuación, te explicamos cómo interactúan tus tres dimensiones y cómo puedes equilibrarlas.
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En este artículo te explicamos cómo interactúan tus tres dimensiones y cómo equilibrarlas. Y, aunque parece complicado, no te preocupes; haz a un lado esa sensación de vértigo y comienza por aprender y tomar conciencia. ¡El saber lo es todo… y, ya sabes, no ocupa lugar!
Conoce tus tres dimensiones
Cuerpo, mente y espíritu. Esos somos. Las tres entidades se complementan. Cuando uno de los tres queda desatendido, aparece el malestar y el sufrimiento. Incluso está demostrado que podemos llegar a enfermarnos.
Es cierto que muchas personas pueden vivir tranquilamente sin lograr un equilibrio del cuerpo, alma y espíritu; pero disfrutarían de una vida plena si lo hicieran. Muchas veces, el desconocimiento, las prisas a las que nos somete la vida moderna, nos limita las posibilidades de ser felices. Por eso, lo más importante es tener la curiosidad y la inquietud de explorar.
Probablemente la parte de ti que mejor conoces es tu cuerpo. Dedicas parte de tu rutina diaria a asearlo, alimentarlo, vestirlo, mimarlo, entrenarlo… La verdad es que nos demanda altas dosis de energía. ¿Te suena aquello de «tu cuerpo es un templo sagrado»? Pues es cierto, nuestro bienestar pasa por cuidarlo. No lograremos un equilibrio si no tenemos buena salud y buen aspecto. Para ello, debemos cuidar la dieta y hacer ejercicio.
Conoce tus tres dimensiones: ¿qué es el cuerpo, la mente y el espíritu?
Seguro que en más de una ocasión has oído hablar de las tres dimensiones: Cuerpo, mente y espíritu. Eso es lo que somos y, la realidad es que entre ellas se complementan. Resulta tan evidente que cuando una de las tres queda desatendida, aparece el malestar y el sufrimiento. Incluso está demostrado que podemos llegar a enfermarnos.
A pesar de que muchas personas pueden vivir tranquilamente sin lograr un equilibrio del cuerpo, alma y espíritu; lo cierto es que disfrutarían de una vida plena si lo hicieran. Muchas veces, el desconocimiento, las prisas a las que nos somete la vida moderna, nos limita las posibilidades de ser felices. Por eso, lo más importante es tener la curiosidad y la inquietud de explorar. ¡Veamos a qué nos referimos con estos tres conceptos!
El cuerpo
Probablemente la parte de ti que mejor conoces es tu cuerpo dado que dedicas parte de tu rutina diaria a alimentarlo, vestirlo, mimarlo, entrenarlo… La verdad es que nos demanda altas dosis de energía. ¿Te suena aquello de «tu cuerpo es un templo sagrado»? Pues es cierto, nuestro bienestar pasa por cuidarlo. No lograremos un equilibrio si no tenemos buena salud y buen aspecto. Para ello, debemos cuidar la dieta y hacer ejercicio.
La mente
Otra dimensión muy presente en nuestro día a día es la mente. Imposible escapar de los pensamientos, las emociones, de la toma de decisiones, preocupaciones… Nuestra existencia y devenir proviene de ella. Trabajar la concentración y proponernos metas es fundamental para lograr el equilibrio vital.
Cuidar la mente implica cuidarnos a nosotros mismos. Tómate el tiempo de conocerla, de conocerte. La escritura y la lectura pueden llegar a tener grandes beneficios para tus emociones, por ejemplo. Aprender, fijarte en cómo trabajan su equilibrio vital otras personas, también es beneficioso y muy enriquecedor.
El espíritu
El espíritu, el alma, eso que nos caracteriza y nos hace únicos es el tercer elemento que nos define. Sin embargo, es mucho más escurridizo que el cuerpo y la mente y, por tanto, mucho más fácil de descuidar. Esta parte inmaterial de nuestro ser debemos cultivarla, mimarla y quererla igual que a las otras dos.
Pero, ¿cómo puedes hacerlo? Pues bien, resulta tan sencillo como tomarte el tiempo de pensar en ti y concentrarte en sentirte bien durante ese momento que te regalas cada día. Enfocar tu presente, el aquí y el ahora, ser plenamente consciente de ti mismo. Dar las gracias por las cosas buenas que nos ha deparado el día. Trabajar las emociones que nos han afectado negativamente… El mindfulness es una herramienta que nos puede ayudar mucho, así como la meditación. Apaciguar el cuerpo y la mente revitaliza el espíritu. ¿Has probado a hacerlo en familia?
¿Cómo lograr un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu?
Según la OMS, la salud no solo hace referencia a la “ausencia de enfermedades”, sino a un “estado de bienestar físico, mental y social”. Por ello, es imprescindible aprender a lograr un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Antes de nada es clave saber que se trata de un trabajo diario en el que se deben seguir unos hábitos saludables. Para ayudarte en el proceso, queremos darte una serie de pautas para lograr este equilibrio:
- Alimentación saludable. Se trata de saber escoger qué alimentos se deben consumir, cuáles reducir su consumo y cuáles evitar a toda costa. También es imprescindible prestar atención a la hidratación.
- Mantente activo. El movimiento es esencial para lograr el equilibrio, aunque no se trata de hacer largos e intensos entrenamientos.
- Descanso. Sin el descanso suficiente, no se recupera la energía, lo ideal es dormir entre 7 u 8 horas diarias.
- Relajación. No solo basta con cuidar el cuerpo físico, tanto la mente como el espíritu necesitan ser cuidadas. Puedes optar por ejercicios de relajación o meditación, por ejemplo, el yoga o el Mindfulness.
- Trata de aprender cosas nuevas. Tener la mente activa te ayudará a cultivar tu ser interior.
- Ten pensamientos positivos.
¿Podemos trabajar cuerpo, mente y espíritu a la vez?
Al principio, es normal centrarse en trabajar y cuidar cada una de nuestras dimensiones por separado. Pero, a medida que aprendemos y exploramos nuevos horizontes, iremos descubriendo herramientas, filosofías, prácticas y técnicas que nos permitirán trabajar el ser en su totalidad.
Cada persona tiene sus tiempos y sus caminos. Por tanto, el destino final, es decir, la felicidad, depende de cada uno de nosotros y es una cuestión muy personal.Por ello, no debes centrarte en buscar recetas mágicas o en hacer aquello que le ha funcionado a nuestro vecino, tan solo date el tiempo para conocerte a ti mismo y explorar tus posibilidades.
Una buena técnica o filosofía de vida a explorar es el yoga. Con esta práctica milenaria conseguimos trabajar cuerpo, mente y espíritu al unísono. El objetivo de una sesión de yoga es equilibrar las tres dimensiones para lograr ejecutar las asanas, conectar contigo mismo en todo aspecto.
Con el tiempo sentirás como mejora tu higiene postural y tu elasticidad; cómo logras concentrarte, trabajar las emociones, luchar contra tus límites y te pones retos; y, además, te das el tiempo de cuidarte, mimarte, sentirte en equilibrio y en paz (cuidas tu espíritu).
El yoga puede ayudarte a encontrar el equilibrio de cuerpo, mente y espíritu, ¿y tú conoces otras formas de trabajar el equilibrio personal? ¡Cuéntanos tu experiencia! Compartir y contribuir a la memoria colectiva también fortalece el espíritu. Además, recuerda que puedes descargar nuestra guía gratuita “Pautas para gozar de un bienestar pleno” para aprender a sentirte bien en todos los ámbitos.
Publicado originalmente el 13 de febrero de 2019, actualizado el 15 de noviembre de 2022
Este equilibrio se logra a través de distintas acciones como manteniéndote descansado/a y relajado/a, aprendiendo cosas nuevas y teniendo pensamientos positivos.
El cuerpo, la mente y el espíritu se consideran en muchas ocasiones como los tres pilares principales del ser humano.
Somos una combinación de cuerpo, mente y espíritu, tres entidades que se complementan entre sí. Si descuidamos uno de estos aspectos, podemos experimentar malestar y sufrimiento, e incluso enfermarnos, según se ha demostrado.
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