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En los últimos tiempos se habla mucho de la llamada educación emocional infantil, esa formación para desarrollar la inteligencia emocional que deberían recibir todos los niños y niñas para convertirse en adultos equilibrados, saludables y, por supuesto, felices. ¿Por qué es tan importante que nuestros niños reciban una educación emocional infantil de calidad? La respuesta a esta y a otras interesantes cuestiones, en el artículo de hoy.
¿Qué es la educación emocional infantil?
Hay muchas definiciones de educación emocional infantil, esta es la nuestra: la formación impartida en la infancia enfocada a identificar y gestionar todo tipo de emociones, tanto las propias como las ajenas. La educación emocional infantil está muy relacionada con el desarrollo de la llamada inteligencia emocional, un tipo de conocimiento que permite al ser humano elegir las opciones más adecuadas para su bienestar físico y, también, emocional.
Qué diferente hubiera sido la vida de algunos adultos si hubieran aprendido a gestionar correctamente sus emociones desde la más tierna infancia, ¿verdad? Solo hace falta echar un vistazo a los periódicos o a los informativos de televisión para darnos cuenta de que muchos de los adultos que protagonizan las malas noticias carecen de un control emocional básico. Jóvenes y no tan jóvenes que abusan de todo tipo de sustancias para controlar sus miedos o sus fobias, madres y padres de familia que son incapaces de trasmitir amor a sus hijos, familias rotas por falta de comunicación… Miles de ejemplos actuales que hubieran sido muy diferentes si esos adultos hubieran aprendido a gestionar eficazmente todo tipo de emociones.
Pero, afortunadamente, también tenemos la cara de la moneda: adultos plenos y equilibrados que han aprendido a gestionar sus emociones, a identificar las emociones de sus semejantes y a convivir en comunidad sin dañar a los demás. Personas de todos los credos y condiciones sociales que saben bien el camino vital por el que quieren transitar en paz consigo mismos y con el mundo que les rodea. Personas felices y equilibradas que han recibido una educación emocional infantil que les ha ayudado a disfrutar plenamente de su vida.
Dos ejemplos de técnicas de educación emocional infantil
Como te imaginarás, existe un amplio abanico de técnicas de educación emocional infantil apropiadas para niños y niñas de cero a catorce años. ¿Podemos los adultos sin formación reglada en psicología ayudar a nuestros pequeños a mejorar su inteligencia emocional? Por supuesto que sí. Solo necesitamos estudiar algunas de estas técnicas y ponerlas en práctica en familia. Dos simples ejemplos que están al alcance de cualquier tipo de familia: tomar contacto con los animales y practicar mindfulness.
1. Tomar contacto con los animales de granja
Ver cómo sale un pollito de su cascarón, alimentar a biberón a un cachorro de gato o de perro, cepillar el cabello de un precioso poni… Aprender de primera mano cómo viven y sienten las mascotas y los animalitos de granja estimulará la empatía de los más pequeños de la casa y, además, te ayudará a enseñarles a identificar todas las emociones que les suscita ese contacto con la fauna: ternura, amor, miedo, asombro…
2. Practicar mindfulness en familia
Centrar nuestra atención en el aquí y el ahora, aprender a identificar nuestros deseos y sueños, aprender a gestionar el enfado o la desazón… Practicar mindfulness con los niños no solo es un ejercicio saludable y divertido para toda la familia, también os servirá como método de apoyo de esa educación emocional infantil tan necesaria para la felicidad de nuestros pequeños seres queridos.
Y después de leer este artículo ¿comprendes por qué es tan importante la llamada educación emocional infantil? ¡Escribe tu opinión!
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