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El Pirineo Aragonés es uno de los destinos más populares de montaña en España, tanto es así que tiene las cumbres más altas del Pirineo, como el Aneto, Posets y Monte Perdido. Montañas espectaculares, glaciares testigos del origen de la cordillera, parques naturales, ibones y ríos caudalosos. Pero no solo es naturaleza, también alberga algunos pueblos cargados de encanto.
Si quieres explorar este espacio natural y recorrer algunos de sus parajes imprescindibles, te contamos qué rutas y rincones no pueden faltar en tu escapada.
Monte Perdido y Ordesa
Este paraje fue declarado como Parque Nacional en 1918 y Patrimonio de la Humanidad en 1997. Y no es de extrañar, puesto que en su extensión de 15.608 hectáreas tiene el macizo calcáreo más grande del mundo y una de las cascadas más altas de Europa.
Rincones con paisajes sobrecogedores que se pueden descubrir con numerosas rutas y senderos bien señalizados, especialmente en la parte baja. Destaca la ruta de la Cola de Caballo, el circuito de San Úrbez o la ruta hasta las pozas del barranco de Ascaso.
Valle de Benasque
El Valle de Benasque tiene una ubicación estratégica en el centro de los tres valles que forman el Parque Natural Posets-Maladeta entre algunas de las cumbres más altas de los Pirineos. Esto hace que sea uno de los rincones imprescindibles que descubrir en el Pirineo Aragonés.
Especial mención a sus pueblos y villas, enclavados entre un marco natural de montañas espectacular. Benasque es uno de los pueblos más bonitos de la zona, Anciles es conocido por conservar intacta la arquitectura popular pirenaica, Eriste es el típico pueblo de montaña con el embalse de Linsoles o Celer el más alto del Pirineo Aragonés.
Y entre tantos bosques, ríos y lagos, las rutas son uno de sus muchos encantos. Entre sus recorridos, la ruta circular de Gorgas de Alba es una de las más sencillas para descubrir el valle y el de Forau de Aigualluts para visitar su impresionante cascada.
Ansó
Considerado uno de los pueblos más bonitos de España y declarado Conjunto Histórico-Artístico, la visita a Ansó es imprescindible al recorrer el Pirineo Aragonés.
Esta villa medieval es conocida por su arquitectura tradicional de piedra y madera, típica de la zona, con estrechas calles que dominan el casco antiguo. Pasear por sus calles ya merece la pena, pero también se puede visitar la torre medieval, un símbolo en el pueblo, la ermita de la Virgen de Puyeta, la Iglesia de San Pedro o su Museo Etnológico.
Además, en el Valle de Ansó se pueden realizar numerosas rutas de senderismo, siendo la más emblemática la que lleva hasta las Aguas Tuertas, ubicado junto a la frontera francesa y uno de los paisajes más bellos de la zona.
Parque Natural de los Valles Occidentales
Situado en la frontera aragonesa con Navarra y Francia, este espacio natural alberga un bosque atlántico que da lugar a una enorme riqueza faunística. Ibones, ríos, bosques y selvas de belleza espectacular.
A lo largo de sus más de 27.000 hectáreas se pueden visitar puntos tan emblemáticos como la Selva de Oza, el hayedo de Gamueta o el encantador pueblo de Zurita. Además, destaca su fauna, puesto que habitan animales como el oso, el quebrantahuesos o la nutria.
Monasterio de San Juan de la Peña
Enclavado en plena roca al sureste de Jaca, el Monasterio de San Juan de la Peña es el monasterio más importante de la Alta Edad Media. Construido en el siglo X es un lugar que combina la cultura, historia y naturaleza de una forma única.
La leyenda que rodea al monumento es que, al pasar por él el Camino de Santiago, en su interior guardó durante años el Santo Grial. En su interior alberga el Panteón Real donde descansan los reyes de Aragón.
Ahora ya conoces algunos de los rincones más imprescindibles del Pirineo Aragonés para disfrutar al máximo de la escapada. Un paraje natural con una belleza sobrecogedora, repleto de rutas de senderismo y pueblos encantadores.
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