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Turismo social: ¿en qué consiste?

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El llamado turismo social está más de moda que nunca y parece que todo el mundo lo defiende en sus blogs, redes sociales, etc. Pero… ¿sabemos realmente lo que es? ¿Entendemos qué es el turismo social y todas sus implicaciones? Quizá sí, quizá no así que, por si acaso, nosotros hemos decidido aclararlo con todo lujo de detalles.  

 

Definición clásica de turismo social

Lo primero que tenemos que aclarar es qué significa el término turismo social. Para ello acudimos a dos fuentes: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y la ONG de obligada referencia, la OITS – Organización Internacional del Turismo Social-.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos publicada a mediados del siglo XX apunta en su artículo 24: (copiamos literalmente):

“Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”

Por su parte, la OITS indica claramente en sus publicaciones oficiales offline y online que: el turismo social es un derecho fundamental e intrínseco al ser humano sea cual sea su nacionalidad, edad, sexo y capacidad adquisitiva, un “turismo para todos solidario y sostenible”.

 

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¿Turismo social es lo mismo que turismo solidario?

Si atendemos a las indicaciones tanto de la OITS como de la Comisión Europea o de la OM (Organización Mundial del Turismo) sí podemos entender el turismo social como un turismo solidario ya que:

  • Es un derecho del ser humano que, como tal, debe ser garantizado por los gobiernos de cada país facilitando la implantación de programas turísticos inclusivos, programas que permitan a las personas sin recursos económicos o con dificultades físicas y sensoriales acceder a una oferta turística saludable y de calidad.
  • Busca mejorar la calidad de vida de las personas menos favorecidas, de esos colectivos que por sus dificultades físicas o económicas no pueden acceder a otro tipo de ofertas de ocio y tiempo libre.  
  • Es, además, un turismo solidario para los operadores turísticos – agencias de viajes, hoteles, casas rurales, resorts vacacionales, restaurantes, etc.- ya que aporta grupos de clientes a sus instalaciones durante las temporadas bajas en cuanto al turismo tradicional. Es decir: el turismo social sirve para reactivar un sector- el del turismo- que es el principal motor de la economía de muchos países incluido el nuestro.

 

¿El turismo social es una utopía?

Leyendo todo lo anterior y comparándolo con las noticias que recibimos cada día tanto de España como del resto del mundo, quizá pienses que el turismo social, solidario e inclusivo es una utopía. Quizá sí ya que, como todos sabemos, los derechos humanos básicos – vivienda digna, sueldo, vacaciones pagadas…- no siempre se garantizan. Muchas personas tanto de nuestro país como del resto del mundo tienen dificultades para llegar a fin de mes por lo que pensar en dedicar parte de su escaso presupuesto a disfrutar de unos días de ocio en familia es, sencillamente, una utopía.

Pero vamos a intentar ver la botella medio llena y a fijarnos en las diferentes iniciativas públicas y privadas que intentan acercar el turismo y el ocio a los colectivos menos favorecidos de nuestra sociedad. Pensemos en el mejor ejemplo de turismo social y turismo sostenible que tenemos en España: la amplia oferta de viajes, actividades y vacaciones para personas mayores que ofrece el IMSERSO.

 

Como has visto, el tema del turismo social o saludable tiene muchas implicaciones sociales, morales, económicas… Por eso nos gustaría leer tu opinión: ¿crees que actualmente es una utopía? ¿Cuál es el futuro real del turismo social y solidario? ¡Escribe un comentario!

 

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1 comentario

Sebastián

8 abril, 2020 1:59 am

No sé si es una utopía, pero sí me hace pensar, por como se describe, en «turismo por lástima». El crecimiento económica y bienestar social deben ser responsabilidad del Estado, no de los turistas particulares. Por otro lado, no debiera llamarse turismo social, pues todo el turismo lo es. Me parece más adecuado el turismo constructivo. Que parte de ofertas básicas, simples, pero a las que se les sabe destacar el valor cultural y que con el tiempo, se pueden construir en ofertas más complejas y rentables, lentamente. Eso, le quita la responsabilidad social a los individuos, y transforma la unilateralidad de lo solidariaro, en una construcción mutua. Pero claro, más fácil es decirle a las personas que vayan a ayudar con su dinero directamente a «tal parte» y que paguen precios elevados a cambio de malas prestaciones y lo llamamos «turismo social» para darle una carga moral que no debiera tener, a lo que en verdad busca subsidiar, con dinero de particulares, a personas que debieran formar parte de un plan social del cada Estado. Solo digo.